La leishmaniasis cutánea tiende a curarse espontáneamente en varios meses y deja cicatriz. El tratamiento mejora la cicatrización y previene la diseminación parasitaria y las recaídas. Suele indicarse en casos persistentes (superior a 6 meses), siendo el tratamiento con antimoniales pentavalentes (estibogluconato sódico o antimoniato de meglumina) por vía parenteral, o miltefosina oral. Como alternativas aparecen la pentamidina y la paromomicina.[1][2]
Referencias:
1. Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria. T del, Baquero-Artigao F, García Miguel MJ. Leishmaniais Cutánea. Pediatría Atención Primaria [Internet]. 2010;12(46):263–71. Available from: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1139-76322010000300009
2. Weigel M, Armijo RX, Ra RJ, Zurita C, Hinojosa EHE. La leishmaniasis cutánea en la región subtropical del Ecuador : percepciones , conocimientos y tratamientos populares. Bol Of Sanit Panam. 1194;117(5):400–13. Disponible en: http://iris.paho.org/xmlui/bitstream/handle/123456789/15648/v117n5p400.pdf?sequence=1&isAllowed=y